
El Amor a la Verdad
El amor a la verdad conlleva la sencillez y la sinceridad para aceptarse y mostrarse como cada uno es en las palabras y las obras, evitando la falta de coherencia, la simulación y la hipocresía.
La verdad es necesaria:
- Para vivir la justicia en el trato con los demás, tanto personal como socialmente, es necesario amar, vivir y decir la verdad.
Una seria afirmación contraria a la verdad posee una gravedad particular cuando se hace públicamente y va desde la calumnia a la difamación. - Si la falsedad se pronuncia ante un tribunal, es falso testimonio. Si se pronuncia bajo juramento, se trata de perjurio.
- Acusar falsamente a otro, por frivolidad o por malicia, es un daño muy grave que no es fácil reparar, especialmente cuando la publicidad de las afirmaciones han hecho mella en la opinión pública. La murmuración (aun en sus formas edulcoradas de cotilleo, marujeo o chismorrería) daña la convivencia social y quebranta la caridad, además de la justicia.
Los padres han de enseñar a los hijos a buscar, decir y vivir de acuerdo con la verdad, aunque nos ocasione perjuicios, ya que la mentira quiebra a la persona y le hace perder su sentido en la vida.
En cada hijo los padres deben educar la actitud de vivir de acuerdo con su realidad conociéndose y aceptándose como son.
Sólo las personas sinceras de verdad, con Dios, consigo y con los demás, llegan a encontrar la verdad y a ser auténticamente libres.
Es necesario formar mentes amplias y corazones grandes, para aceptar todo lo verdadero, lo bueno y lo bello que hay en el mundo, venga de donde venga. En eso consiste la libertad de espíritu.
No es bueno jurar sin necesidad ni prometer cosas imposibles.
Una personalidad asentada mantiene el crédito de su palabra:
“Sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no”, dijo Jesucristo (Mt 5,37).
La verdad acerca al cristiano a su modelo, Jesús, quien dijo de sí mismo: “Yo soy la verdad”. El engaño, la mentira y la falsía nos ponen en manos del diablo, a quien el mismo Jesús llamó “padre de la mentira”. Quien es indulgente o acepta decir mentiras porque son pequeñas, se está acostumbrando a transigir con lo falso o a decir grandes embustes cuando la ocasión lo requiera.
¿Por qué dicen que la verdad puede cambiar el mundo?
Porque el error y la mentira, van unidos al insulto, a la difamación y a la calumnia que no contribuyen a resolver nada.
¿No es normal decir alguna mentira para ahorrarnos un mal trago, una reprensión o simplemente quedar mal?
Miles de errores y mentiras no podrán construir una sola verdad que libere al hombre. La mentira siempre esclaviza.
¿No es frecuente que se cumpla el refrán “Quien dice las verdades pierde las amistades”?
Dios ha creado el corazón del hombre para que busque la verdad, y goce con la verdad. Por eso la verdad ha de esmerarse en ser amable, sin herir innecesariamente y, desde luego, sin menoscabo de la caridad.
No es aconsejable penalizar la sinceridad. Un error reconocido se castiga por su falta intrínseca, pero nunca por haber sido admitido y revelado.
Huir del miedo a aceptar que conocer la verdad nos compromete y obliga a cambiar lo que haya de equivocado en
nuestra actuación. Un nuevo dato nos hace cambiar de opinión y hacerlo no resulta humillante, puesto que rectificar es
de sabios.
La verdad no se impone, se propone. A nadie se puede obligar a aceptar una idea en contra de su conciencia. Por eso la
verdad siempre ha de estar unida a la caridad.
Nuestro conocimiento de la verdad suele ser parcial. Conviene educar en un sano sentido crítico que enseñe a sopesar los juicios, a oír las dos campanas y a no ser crédulo ni resabiado.
Ni el excesivamente cándido ni el desconfiado han alcanzado madurez en el acercamiento a la verdad de las cosas.
Aunque parte de la cultura que trata de ser dominante trata de imponer la tesis de que la verdad es relativa y que cada
cual tiene la suya, hay algunos aspectos centrales en la vida del hombre que no son según lo que piense cada uno, sino
que son como son. Por eso la búsqueda de la verdad es la búsqueda de Dios, en quien está firmemente apoyado el sentido de todo lo que existe.