AFP4209161_LancioGrande

(RV).- En su catequesis de la audiencia general – celebrada el último miércoles de mayo en la Plaza de San Pedro y ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países – el Papa Francisco, prosiguió sus reflexiones sobre la familia y la vida real, centrándose, en esta ocasión, en el noviazgo, llamado a poner las bases de un proyecto de amor común asumido con plena conciencia.

Hablando en italiano el Santo Padre explicó que la misma palabra “noviazgo”, tiene que ver con la confianza, la confidencia y la fiabilidad. Confidencia con la vocación que Dios da – dijo también Francisco – porque el matrimonio es, ante todo, el descubrimiento de una llamada de Dios.

Tras destacar que es una cosa bella que hoy los jóvenes puedan elegir casarse basándose en el amor recíproco, el Papa afirmó que precisamente la libertad del vínculo requiere una consciente armonía de la decisión, y no sólo una relación basada en la atracción o elsentimiento. Porque como explicó el Obispo de Roma, el matrimonio, como vocación, establece una alianza tan sólida y duradera, que hace de dos vidas una sola, un auténtico milagro de la libertad humana y de la gracia de Dios.

El Papa también recordó que semejante alianza no se improvisa. De ahí que el noviazgo cree las condiciones favorables para que el hombre y la mujer se conozcan a fondo, para que maduren la decisión responsable por algo tan grande, que no se puede comprar ni vender. Mientras la cultura consumista del “usar y tirar” y del “todo y enseguida”, imperante en nuestra sociedad suele tender a convertir el amor en un objeto de consumo, que no puede constituir el fundamento de un compromiso vital.

Por eso Francisco dijo que la Iglesia, en su sabiduría, precisamente para proteger la profundidad del sacramento ha preservado la distinción entre el noviazgo y el matrimonio. Y, de hecho, los cursos prematrimoniales constituyen una expresión de su solicitud por la preparación de los esposos.

El Santo Padre concluyó afirmando que el tiempo del noviazgo puede llegar a ser un tiempo de iniciación a la sorpresa de los dones espirituales con los que el Señor, a través de la Iglesia, enriquece el horizonte de la nueva familia que se dispone a vivir en su bendición.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

 

Escuchar audio

«Queridos hermanos y hermanas»: La catequesis de hoy está centrada en el noviazgo, llamado a poner las bases de un proyecto de amor común y que debe asumido con plena conciencia.

El matrimonio, como vocación de Dios, no es sólo una relación basada en la atracción y el sentimiento, sino que establece una alianza tan sólida y duradera, que hace de dos vidas una sola, un auténtico milagro de la libertad humana y de la gracia de Dios. Una alianza así no se improvisa de un día para otro. El noviazgo crea las condiciones favorables para que el hombre y la mujer se conozcan a fondo, para que maduren la decisión responsable por algo tan grande, que no se puede ni comprar ni vender.

La cultura consumista del “usar y tirar”, del “todo y enseguida”, imperante en nuestra sociedad muchas veces tiende a convertir el amor en un objeto de consumo, que no puede constituir el fundamento de un compromiso vital.

La Iglesia, en su sabiduría sabe que el amor no se compra y por esto ha preservado la distinción entre el noviazgo y el matrimonio, precisamente para proteger la profundidad del sacramento. Los cursos prematrimoniales son una expresión de esta solicitud por la preparación de los esposos. Hoy más que nunca es necesario revalorizar el noviazgo, como una iniciación a la sorpresa de los dones espirituales con los cuales Dios bendice y enriquece a la familia.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Invito a todos, especialmente a los esposos cristianos, a acompañar con la oración y el testimonio de amor y fidelidad, a los jóvenes novios que se preparan para el matrimonio. Muchas gracias