
El Compañerismo
El compañerismo es un modo de ejercer la caridad. Los compañeros, ya sean de clase, de equipo o de juegos, no siempre los elegimos nosotros como ocurre con los amigos.
El hecho de pertenecer a un mismo grupo genera unos lazos que cabe cultivar para fomentar ese tipo de relación estrecha y noble que se genera cuando uno se enfrenta a retos y padece sufrimientos en compañía de otras personas.
Aprender a colaborar, a trabajar en beneficio del conjunto, a sentir la dicha de las victorias comunes o la solidaridad ante los reveses, genera muchas virtudes muy necesarias para la convivencia.
Hay quien desde pequeño tiene madera de líder mientras que otros son gregarios o incluso presentan dificultades para integrarse. Conviene enseñar que cada cual es como es y la convivencia no anula sino que potencia la personalidad.
Es preciso cultivar la solidaridad entre compañeros, de modo que sea natural ayudar sin prepotencia a los más torpes, hacer piña ante la adversidad, arropar al que sufre, acoger a todos.
Entre las chicas es más frecuente que los grupos se tornen impenetrables o los afectos y desafectos puedan llegar a ser pauta de comportamiento grupal. Hay que insistir y hacer lo posible para disolver las bandas cerradas y condenar duramente el acoso a un compañero.
¿Es frecuente el bulling, es decir, el acoso físico y psicológico a un compañero de colegio?
Las discusiones y peleas entre niños son algo frecuente y, por lo general, inofensivo. En los niños es un modo de manifestar su valor por medio de la agresividad y en las niñas una manera de afianzarse a sí mismas y frente al grupo. Pero si hay desprecio, abuso o marginación de alguien, puede llegar a ser cruel e incluso insufrible. Cuando se detecten este tipo de comportamientos hay que actuar con presteza, aunque sin alarmismos. Se habla, se corrige o incluso se castiga cualquier comportamiento antisocial, pero siempre en armonía con el profesor y los tutores de los alumnos.
¿Es natural hacer amigos entre los compañeros?
Es una de las fuentes más habituales de trabar amistades, aunque las virtudes que entran en juego en el compañerismo y la amistad no son exactamente las mismas. En la amistad hay un afecto recíproco que no tiene por qué darse entre compañeros, mientras que en la camaradería de un grupo la lealtad mutua nace de algo exterior a los protagonistas, que es el equipo.
¿Son duraderas las amistades del colegio?
En muchos casos, la vida dispersa a la gente al llegar a la mayoría de edad. La universidad o las distintas ramas de formación profesional ofrecen nuevas relaciones y, por tanto, nuevas ocasiones de hacer amigos. Eso es natural y saludable, porque los buenos amigos siempre enriquecen.
¿Cómo cultivar la amistad teniendo tan poco tiempo?
Conforme crecemos en la vida, hemos de buscar y mantener la amistad y esto lleva su tiempo y su esfuerzo.
En la vida ajetreada que muchos llevamos, es importante dedicar tiempo a los amigos, que no es tiempo perdido. Una amistad profunda cultivada con cuidado durante años y años produce muchas satisfacciones. Como las buenas fuentes, te da la misma agua fresca de siempre cuando la encuentras después de mucho tiempo.
La amistad a menudo debe pasar por la prueba. Puede surgir la tentación de la desconfianza o la traición por un malentendido o un error. Cuando se supera y, si es necesario, se pide perdón y se acepta, la amistad se fortalece. No hay amistad sin perdón, como no existe tampoco el matrimonio sin perdón.
Compañerismo y lealtad: la lealtad a los compañeros no es la sumisión servil que se hace cómplice de una maldad y la tapa por espíritu de cuerpo. La primera persona con quien hay que convivir es con uno mismo y la conciencia no puede ser sometida al criterio de las mayorías ni a la ley de la colmena.
Cultivar una camaradería sana no está reñido con la verdad ni con la legítima libertad de las conciencias. La diversidad y el pluralismo enriquecen un equipo humano, aunque para determinados fines se aúnen y sumen esfuerzos.