El Orden

Los hábitos relacionados con la virtud del orden tienen una importancia particular desde pequeños, porque si no los desarrollan desde edades tempranas difícilmente lo harán cuando sean mayores. Es oportuno recordar que el orden es muy importante para lograr una mejor convivencia familiar.

Los hábitos de orden en estas edades están muy relacionados con la obediencia. En ocasiones los padres se encuentran con un problema a la hora de exigir a los hijos, de mandarles algo. No se les debe exigir muchas cosas. Lo más eficaz es exigir más, pero pocas cosas, en lo fundamental. Cuando se exige mucho en todo, sin discernimiento, ordinariamente no hay buenos resultados en estas edades.

Otro problema que se presenta a los padres y educadores es no saber mandar, no saber pedir las cosas. En muchas ocasiones padres y profesoras se quejan de que, por ejemplo, cuando mandan a los niños ordenar sus juguetes, y a pesar de insistir, no hacen caso; pero no reparan en cómo se lo han pedido, a veces a  gritos y desde el otro lado de la casa. Cuando a un niño se le pide algo debe estar delante de nosotros, el niño no responderá de la misma manera.

La educación del orden en los niños pequeños depende en primer lugar de los padres, ya que el orden comienza con el
cumplimiento de horarios y rutinas habituales del hogar.
Aprender a ser ordenado tiene muchos beneficios tanto para los hijos como para la armonía familiar.
El orden desarrolla en los niños el dominio propio y les enseña a luchar contra la negligencia y el abandono. Es un hábito que debe practicarse con constancia y exigencia por parte de los padres.

El primer paso en esta virtud del orden es el orden material, hay que enseñárselo y esto requiere un tiempo. Para que los niños puedan desarrollar el hábito del orden, además de enseñárselo, debemos proporcionarles un modelo repetido. Necesitará que sus padres o personas mayores le sirvan de modelo repetidas veces para poder imitarlos. En primer lugar, ordenaremos las cosas juntos, padres e hijos. A modo de juego y como algo natural, el niño debe acostumbrarse a recoger sus juguetes. Al principio los padres deben recogerlos con ellos mientras les van
explicando dónde se dejan, cómo se dejan, por qué se dejan ordenados, etc. Poco a poco el niño irá recogiendo solo y los padres le ayudarán de vez en cuando hasta que sepa y pueda recoger él solo.

Es conveniente que los niños ayuden de vez en cuando, según sus posibilidades, en algunas tareas de orden de los
padres, como ordenar los libros de la biblioteca, limpiar y ordenar los utensilios en la cocina, observar cuando se hace la maleta, etc. También se les pueden dar razones del propio sistema de ordenar las cosas para que vayan captando el interés que tiene el encontrar el sitio apropiado para cada cosa, de modo que no se estropee y se encuentre con facilidad cuando sea necesario.

Del mismo modo, hay que enseñar a utilizar los objetos ordenadamente:
dejar doblada la ropa al irse a dormir, dejar la mochila en su sitio, pegar unas fotos en un álbum, colgar el abrigo al regresar del colegio, etc. En cada caso existen unas reglas o pasos para que los hijos lleguen a utilizar los objetos adecuadamente.

  • Respetar en casa un horario mínimo: hora de levantarse, de acostarse, de comer, de jugar, etc.
  • Su cuarto debe estar amueblado de tal manera que les resulte fácil coger y guardar los juguetes o cosas que usan habitualmente.
  • Desde muy pequeños, debe trabajarse con ellos el hábito de guardar los juguetes todos los días cuando hayan finalizado de jugar.
  • Recompensar su buen comportamiento con palabras de felicitación.
  • Establecer normas claras. Los niños deben saber cuándo ordenar su cuarto, es decir, antes de bañarse, antes de
    acostarse, etc., esto les ayudará a saber en qué momento deben empezar con la tarea y a terminar una cosa antes de empezar otra.
  • Los padres deben evitar recoger los juguetes o sus cosas por comodidad o por rapidez.
  • Conviene que tengan un encargo en casa y se les exija su cumplimiento. Ayudarles a cumplir el encargo aunque «no les apetezca».
  • Fomentarles que cuiden su ropa, los juguetes…, para que no se estropeen y duren más tiempo.
  • Inculcarles el gusto por la limpieza y la higiene.