
La Generosidad
Esta virtud nos lleva a actuar a favor de otras personas desinteresadamente, y con alegría, teniendo en cuenta la utilidad y la necesidad de la aportación a esas personas, aunque nos cueste un esfuerzo.
La persona generosa es noble, desprendida, dadivosa… Aunque hasta los seis años aproximadamente el niño tiende al egoísmo, hay que empezar a educarle en esta virtud y hacerlo fundamentalmente con el ejemplo. Los niños deben aprender a actuar a favor de otra persona de una forma desinteresada y no por conseguir algo a cambio. Los padres, con ejemplos claros, deben practicar la generosidad delante de los hijos y hacérsela notar, aunque nada más sea para que sirva de ejemplo y se acostumbren posteriormente a practicarla.
Es conveniente hacerles ver que dar algo constituye una muestra de cariño; que dos personas que se quieren y son amigas se entregan cosas. Interesa que el niño aprenda a esforzarse en ser generoso con las personas que quiere o que le son simpáticas, buscando agradarles. La sonrisa, el agradecimiento lleno de afecto que reconoce y aprecia el esfuerzo le motivarán para realizar esos actos también con otras personas.
Conviene fomentar, tanto en casa como en el colegio, que los niños se presten cosas unos a otros, aunque busquen la contraprestación.
Se trata de proporcionar muchas posibilidades de que se esfuercen en dar y compartir, aunque los motivos sean,
en principio, insuficientes. Además, con paciencia, hay que sugerir a los hijos actos de generosidad y explicarles la necesidad que tienen muchas personas de recibir, para que vayan desarrollando el hábito de actuar en favor de los demás.
También forma parte de esta virtud de la generosidad el valorar lo que se tiene. Aprovechar las ocasiones que se presenten a diario para cuidar las cosas y compartir con otros sus propiedades, dando lo que gusta (no lo que nos sobra).
- Provocar situaciones en las que tengan que compartir, con sus hermanos, padres, amigos…
- Motivar y estimular sus actos de generosidad.
- Razonar, sin imponer, el porqué deben compartir sus cosas.
- Contarles cuentos o historias que fomenten esta virtud.
- Ayudarles a identificar las necesidades de los demás.
- Vivir en casa un ambiente de participación y servicio a los demás.
- Pedirles un favor, o una ayuda, mientras están jugando para que vayan aprendiendo a compartir su tiempo.
- Desprenderse de algún juguete en buen estado para alguien que lo necesite.
- Dejar que un hermano elija la película, otro día elegirá él.
- Compartir sus golosinas, sus juguetes, sus cuentos, etc.