
La Justicia
No podemos hablar de justicia en sentido estricto en la Educación Infantil, pues el niño a esta edad no tiene capacidad para comprender qué es lo justo. A la comprensión de lo justo se llega por la virtud de la obediencia: es justo lo que nos indica quién tiene autoridad. «Mediante la obediencia a los padres, los hijos actúan justamente y aprenden a ser justos con sus hermanos y amigos.»
Pero también podemos afirmar que el niño desde muy pequeño es consciente de la presencia de algo que podríamos describir como dar a cada uno lo suyo.
Los niños han de aprender en sus primeros años, con la orientación de sus padres, profesoras y hermanos mayores, qué es lo que «está bien», lo justo, y lo que «no está bien», lo injusto. Inicialmente, en relación con los hermanos que tienen una edad parecida y con sus compañeros y amigos.
Generalmente los niños pequeños apelan con frecuencia a los adultos para resolver problemas de justicia en sus juegos. En cambio, a partir de los ocho o nueve años, aproximadamente, los niños discutirán las reglas entre sí, y únicamente acudirán a los mayores cuando ocurra algo que no puedan controlar. Hasta los ocho o nueve años conviene plantear una educación de la justicia que destaque ciertas normas en los juegos y en la convivencia, en la familia y en el colegio, que muestren con claridad lo que es justo y lo que no. Esto no se hará buscando una comprensión profunda de los motivos, sino más bien ayudándoles a adquirir los hábitos con cariño, comprensión y exigencia.
- Concretamente, cabría plantearse objetivos del siguiente tipo:
- Aprender a establecer un acuerdo con un hermano o con un compañero y luego cumplirlo.
- Aceptar las reglas de los juegos, una vez conocidas.
- Respetar la propiedad ajena: no quitar, no romper, pedir permiso para usar lo que es de otro, etc.
- Respetar ciertas necesidades y derechos ajenos: las habitaciones de los hermanos, el silencio en momentos de estudio o trabajo, escuchar al que está hablándonos, llamar a la puerta antes de entrar, no interrumpir en una conversación, etc.
En estos primeros años se aprenden con facilidad las reglas de los juegos. Los padres iniciarán el proceso y luego vendrán las normas impuestas por el colegio y el grupo de compañeros.
También hacen relación a la virtud de la justicia los pequeños hurtos que protagonizan los niños de esta edad y que tanto preocupan a los padres. En estos casos, más que dirigir nuestra atención a esa conducta, conviene que nos preguntemos por qué lo hacen. Encontraremos que quizá falte en el niño un sentido de la propiedad, del uso del dinero y su administración, o habría que ver si tras esas faltas hay un deseo inmediato de atención o falta de afecto. Conviene que padres y profesoras eviten que el niño adquiera este mal hábito retirándole la oportunidad para quitar cosas y no dramatizando. Cuando ocurran estos comportamientos es necesaria la corrección y el cariño.
- Jugar con los hijos y que vean que unas veces se gana y otras se pierde, pero no hay que enfadarse.
- Enseñarles a respetar las reglas del juego o los acuerdos establecidos para cualquier actividad.
- Felicitar a los compañeros que ganan en el juego. Alegrarse con las alegrías de los demás.
- Contarles cuentos y ponerles ejemplos de personas honestas: de un niño que se encuentra algo y lo devuelve, de otro que no hace trampas en el juego…
- No ceder cuando quieren una cosa que pertenece a otro niño diciéndole: «No es tuyo».
- Enseñarles a decir la verdad ante cosas que han hecho.
- Acostumbrarles a devolver con prontitud lo que les han prestado.