Cuando Jesús dijo la famosa frase: “Dejad que los niños vengan a mí”, intentó transmitir un mensaje de pureza, de ejemplo a seguir para alcanzar el Reino de Dios. Es el caso de estos niños huérfanos y pobres de Uganda, del Ministerio pentecostal Watoto en Kampala Uganda, que se acercan a Dios, lo alaban y agradecen con su danza y música que sea Su Padre. Un verdadero y bello canto, desde la inocencia y el amor, al Padre del cielo.